quería mojar mis pies
al borde del camino
en un simple arroyo
como las cosas se disponían
así tan simples
pero fue un océano tu mar
un terrible viento tus palabras
rugidos milenarios
tan humanos, tan cercanos
tanta mujer y tierra
como perdido en tu mar
veo una mujer de vestidos blancos
caminando descalza por la arena
veo sus manos blancas
su cuerpo
un océano de misterios
y me embriago de ti
setenta veces siete
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