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Todo ser humano, no importando su condición social, política y educacional, ama algo. Un perro, una peineta, un hijo, una mujer, un hombre, el sol o la luna, pero todo ser humano ama algo. Cualquier cosa por insignificante que sea, puede ser objeto del amor humano. Muchos aman sus animales y los tratan como hijos, u otros aman a sus hijos y se desviven por ellos.
Según el autor del libro Inteligencia Emocional, es parte de nuestra evolución como especie tener que amar algo y sobre todos los hijos, ya que ellos son los depositadores y guardianes de nuestros genes, que se perpetuarán en otros seres.
Ahí el poder del mal: "Amenaza a cualquier ser humano con quitarle aquello que ama, y le tendrás haciendo cualquier cosa".
Todos los que seguimos la serie Lost recordamos con espanto como Michael asesina y traiciona a sus íntimos amigos para salvar la vida de su hijo, toda la fortaleza moral de ese hombre queda reducida a nada cuando esta en peligro la vida del ser amado.
Y el mal se alimenta y fortalece de ese temor tan humano y vital, y pareciera que con cada alma destruida su poder creciera mas y más.
Sólo aquellos que son capaces de sacrificar su amor son capaces de enfrentarse al mal.