Friday, March 28, 2008

mirando ando

Mirando desde la ventana del edificio donde trabajo, vi un hombre cruzando la calle.
Era un viejo vestido de negro, con una muleta y un carrito de compras, de esos que usan los viejos para comprar. Desde la altura uno tiene una visión más amplia de lo que ocurre, uno toma una actitud de observador y ves como la gente camina, los autos que vienen, el ruido de la ciudad y todos con su camino propio, sus historias, alegrías y penas.
Este viejo (o viejito para los más románticos) cruzaba la calle con un esfuerzo enorme, ya que a cada paso, con un bastón en su mano izquierda y llevando el carrito con su derecha, se ladeaba mucho al caminar, su pierna izquierda se doblaba afuera en forma circular, así que cada paso era un tragedia griega, estaba lisiado, literalmente 'cagado'. Me llamó la atención su actitud, ahí cruzando la calle con todas sus imposibilidades a cuesta, pero firme en su propósito, firme en su porfía. Lo imaginaba cuando decidió ir a comprar, la señora diciéndole: "Pero Raúl, deja que valla la nana a comprar!", "Este hombre tan porfiado!" y esa mujer siempre quejándose de ese hombre porfiado, que no se cuida, que el doctor le dijo hiciera reposo y bla bla bla, sólo como las mujeres saben quejarse. Y él bajando, con todas sus limitaciones, la escalera del edificio por que el ascensor no funcionaba, tomando el metro, bajando y subiendo, molestando el paso apurado de la gente que siempre esta ocupada, entrando al super, pagando la caja, porque le costo mucho encontrar el dinero y la fila tras de si y también le costaba caminar por ese pasillo tan estrecho que tienen las cajas de supermercado, después salio a la calle y cruzo la calle, cantando una canción que recordó cuando solía caminar apurado y preocupado.

Por que esa es la actitud que hay que tener para vivir esta vida de cemento y humo, esa porfía, ese coraje, esa irracionalidad para enfrentar todas nuestra limitaciones.
Por que los límites sólo existen en nuestra mente, por que para el que cree todo es posible y porque para ese viejo lisiado su libertad era todo, TODO.

Amén